La serie Alix me ha cautivado desde el primer álbum. A pesar de eso, los seis primeros cómics no me parecían obras redondas. Me enganchaba más por lo que prometía que por lo que estaba viendo. Es como esa chica que te gusta mucho, y notas que en cualquier momento te vas a enamorar. Y vas quedando, y quedando, y te gusta, y quieres volver a quedar, pero no acabas de engancharte del todo. Llevaba seis álbumes esperando esa obra maestra que no llegaba. Y al séptimo se hizo la luz.
El Niño Griego. Y mirad que la portada es bastante mediocre. Pero todo lo demás es brillante. Esto si es un álbum a la altura de la fama del personaje. Es todo fascinante: el guión, el dibujo, la ambientación, el color (que bonitos atardeceres), los personajes, la simbología, la narrativa, el desenlace…
El guión esta perfectamente hilvanado, sobrio, sin alardes. Se limita a contar una historia. Ni más ni menos. Y en medio de esa austeridad poco dada a las alegrías, no falta la típica (sólo tengo ocho títulos, pero ya empiezo a ver los tics del señor Martin) escena cruel que te deja petrificado. Aldeanos con las extremidades amputadas, generales al frente de un ejercito de cadáveres, salas llenas de muertos…En cada episodio tenemos una escenita que te pone los pelos de punta. Y genial esos finales tan Shakespearianos. No desvelo nada si digo que Alix y Enak salen siempre indemnes. Pero los relatos están muy lejos de tener un final feliz.
En cuánto al dibujo, es tan bueno que no parece de Martin. Que no se me echen encima los fans (desde ayer yo también lo soy) pero los dibujos, siendo muy buenos, no me parecían geniales. Los de este álbum lo son. Poco queda de ese estatismo de las primeras aventuras. El dibujo es maduro, ágil, elegante, bonito. Da gozo verlo.
Es redundante hablar de la ambientación. Pero es que hay que decirlo. La ambientación de la Acrópolis es acojonante. Las salas, las esculturas, los exteriores, el teatro, los vestidos…Me quedo embobado mirando algunas viñetas, vistosas tanto por lo estético como por el rigor.
El teatro de Dioniso.
Dioniso es una de las divinidades más fascinantes y enigmáticas de la Grecia antigua. Es un semidios. No es ni humano ni divino. Se le conoce como “el extranjero”. Es arrebato y cólera. Pero también salvación. Sexualmente ambiguo. El dios del vino y de la danza. Venerado y rechazado. Toca la flauta, como los sátiros. Os recomiendo una lectura de Las Bacantes de Eurípides. Dioniso está más presente de lo que parece…y no doy más pistas

:toctoc:
Obra maestra. Chapeau.