Venga va, que lo tengo desde ayer y no os quiero hacer sufrir más...
Os explico la historia: hace unos días, una de las casas especializadas en BD más conocidas de Francia, puso a la venta en ebay, en forma de subasta, una carte voeux del 82. El anuncio estaba muy mal puesto (bendito sea el crack que lo puso, 30 años de profesional para poner anuncios así...), tenías que hacer algunas cosas extrañas para poder verlo. Y en caso de encontrarlo, tampoco parecía excesivamente interesante y era fácil que pasara desapercibido. En la foto principal aparecía la portada de la carta del 82 (no es de las más cotizadas) y el precio de salida distaba mucho de ser una ocasión. Era una carte voeux del 82 firmada por Hergé. Una gran pieza, sin duda, pero nada extraordinario y menos por ese precio.
Pinché para ver el anuncio en detalle y, para mi sorpresa, me encontré con una pieza colosal, única, singular, diferente. El radar de coleccionista que tengo en la cabeza empezó a zumbar como un loco. Era la oportunidad de mi vida. Tenía pocas posibilidades, pero pocas son muchas más que cero y me puse manos a la obra.
Inmediatamente localicé la web de la casa y les escribí un mail con una oferta de compra directa por el precio de salida. Como el sitio es de cierta reputación, les ofrecí pagarles por ingreso en cuenta bancaria, así además de la comisión de ebay se ahorraban también la de paypal. Como no podía ser de otro modo, la respuesta fue “muchas gracias por su interés”.
Hice una segunda oferta que tampoco fue tenida en cuenta...Me dijeron que habían recibido una propuesta similar y la habían rechazado. Como soy un tipo positivo, lo interpreté como una puerta abierta a la negociación. Una oferta similar fue rechazada de modo que, una oferta un poco superior, tal vez sería tenida en consideración. En el mundo del coleccionismo, lo que hoy te parece una locura al cabo de pocos años lo ves como una ocasión que dejaste escapar. Y no volvería a tener jamás una ocasión como esa. Estas oportunidades aparecen, con mucha suerte, una vez en tu vida. O ninguna. Se acercaba el fin de semana y eso era mi sentencia de muerte. Más pronto que tarde alguien iba a localizar ese anuncio, a fijarse de verdad, y entonces ya no tendría nada que hacer. En una subasta pública mis opciones eran cero.
Eché el resto con una tercera oferta. Adjunté mi propuesta con varios enlaces a ebay donde se vendían cartes voeux de mayor cotización que la del 82 a un precio determinado. Si aquellas valían eso, la del 82 no podía valer más. Les dije que mi única razón para querer aquella en concreto era que mi fecha de nacimiento era 1982 (mientes como un bellaco, Scardanelli), pero que si no me la querían vender pues iría a por las otras (y mientes y mientes y no dejas de mentir...). Mi oferta además era libre de toda comisión.
Aceptaron mi propuesta y cancelaron la subasta.
Supongo que os estaréis preguntando qué vi de especial en esa felicitación. Aparte, naturalmente, de estar firmada por Hergé.
Esto no es una carte voeux normal y corriente. Es una felicitación privada dirigida a alguien muy próximo, a alguien cercano a Hergé. ¿Un familiar? ¿Un amigo? Nunca lo sabré.
Lo primero que llama la atención es la frase que escribe Hergé. Normalmente, las cartes voeux tienen un topicazo navideño, una frase corriente. A veces ni eso, solo una palabra como “amicalement” o algo así. En realidad, la mayoría solo llevan la firma (las hay incluso que están sin firmar, sin nada escrito).
Surtout une “bonne santé”. Sobretodo “buena salud”!. Entrecomillado y con signo de exclamación. Las navidades del 81 Hergé estaba muy enfermo. Ya frecuentaba la clínica para hacerse transfusiones de sangre que le dejaban muy tocado. Le quedaban solo 15 meses de vida. Leer una felicitación navideña de alguien, quien sea, que se está muriendo y desea (tanto para el receptor de la carta como para sí mismo) “buena salud” es escalofriante. Si encima ese alguien es Hergé...
Y la firma. Sobretodo la firma. “Georges”. “Hergé” era la cara pública de Georges Remi. Tener algo firmado por Hergé, de su puño y letra, es el sueño de todo aficionado, algo grande. Pero tener algo firmado por Georges Remi es algo practicamente imposible de conseguir, algo totalmente restringido a cuatro gatos. Hace tiempo que ando detrás de una carte voeux de Hergé...pero nunca se me pasó por la cabeza encontrar y tener esto: una felicitación privada de Georges Remi.
En mi opinión, una pieza estratosférica no, lo siguiente.
Un saludo
P.D. Os pongo dos links de las pocas dedicatorias que conozco firmadas como "Georges".
http://www.evene.fr/celebre/biographie/ ... to=1910109
http://www.artfinding.com/Auction/Herge ... 59238.html