
El Centro Pompidou celebra muy anticipadamente el centenario de Georges Remi, Hergé (1907-1983), el creador de Tintín y Milou, con una exposición que reconstruye con imágenes, documentos, reproducciones, correspondencias, ediciones originales, la carrera de uno de los grandes maestros del comic universal, indisociable de la inmensa fortuna del más legendario de sus héroes.
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La exposición hará las delicias de los más eruditos “tintinólogos” y del gran público. Los eruditos encontrarán muchos motivos de estudio y exégesis: correspondencias privadas, secretos mal explorados de la “cocinilla” de obras maestras, reconstrucción de grandes “aventuras épicas”. El gran público podrá introducirse en los arcanos, laberintos y totalidad del universo “tintinesco” de la manera más pedagógica, completa, definitiva.
Queda irresuelto el misterio Tintín.
La exposición cuenta por lo menudo la historia de Georges Remi, convertido en Hergé para firmar con el pseudónimo R.G. (sus iniciales, invertidas), a principios del siglo XX, las primeras planchas de “Totor”, en la revista belga Le Boy-Scout. Los orígenes modestos, el conservadurismo católico de sus primeros editores, el carácter siempre profesional de sus primeras tiras de dibujos, lo dicen casi todo de las primeras máscaras del héroe eternamente adolescente. Salvo lo esencial.
Sabíamos que la historia del legendario Loto Azul está asociada a la amistad de Hergé con un joven estudiante chino, Tchang Tchong-Jen, con el que Georges Remi coincidió en la Academia de Bellas Artes de Bruselas. Se han auscultado al detalle todos los “ticks” políticos de Tintín, comenzando por su simpática denuncia muy temprana del difunto imperio comunista, cuando la URSS gozaba de inmensas simpatías entre los más famosos intelectuales europeos de su época.
SECRETO DE LA INMORTALIDAD
Ninguno de tales detalles explica el misterioso encanto, que la exposición acentúa. Hergé subraya en numerosas ocasiones que, en verdad, Tintín nació en apenas cinco minutos de trabajo: su autor afirmaba desconocer ninguna deuda infantil o juvenil. Tintín nació Tintin de su solo trazo, inmortal, a la primera, el 10 de enero de 1929, para ilustrar la revista Le Petit XXe.
Los admiradores de Tintín comenzaron a crecer y multiplicarse, muy pronto, hasta la gran apoteosis internacional de los años sesenta. La fama mundial de Tintín tardó treinta años en llegar a su apogeo definitivo. La exposición del Centro Pompidou pone de manifiesto que la limpieza muy pura de sus rasgos, la aparición de otros personajes (Milou, Dupond y Dupont, Castafiore, Haddock, Tournesol), también exigió mucho trabajo, esfuerzo y dolor. La exposición cubre un tupido velo sobre algunos problemas íntimos de Hergé, que culminaron con la separación de su primera esposa.
Intacto el misterio Tintín, la primera gran exposición que celebra el centenario del nacimiento de su creador, nos da algunas pistas. No menos misteriosas: el heroísmo también es el fruto de mucho trabajo, sudor esfuerzo, incluso está tocado por el perfume de una callada angustia solitaria, inconfesable.