Hergé y el Tíbet: Los sueños blancos
Posted: 09 Oct 2009, 21:46
Buenas noches.
Tengo la desagradable costumbre de, más o menos una vez al año, repartir entre amigos tintineros unos opúsculos, de hecho una especie de fanzines, que bajo el título genérico de "Los cuadernos de Xifort", sirven básicamente para envolver el bocadillo.
En otro post, en concreto en el que se habla de la Chronologie de Goddin, surgió el debate sobre la terapia psicológica que había seguido Hergé para superar su separación de Germaine.
En uno de los "cuadernos" que antes mencionaba, titulado "Hergé y el Tíbet", hay un capítulo dedicado esa terapia. Como el original está en catalán y me pareció de mal gusto colgarlo tal cual, le envié el texto al compañero Tontín en un mensaje privado, ya que él habla catalán.
Me convenció para que lo tradujese y lo colgase aquí. O sea, que toda la responsabilidad del ardor de estómago, insomnio, narcolepsia o dolor de cabeza agudo que os produzca esta lectura es del tal Tontín. La traducción ha sido bastante rápida, y puede haber algún fallo.
Así pues, y que no os pase "ná":
LOS SUEÑOS BLANCOS
Dejemos hablar al propio Georges Remi: “En aquella época yo sufría una crisis muy fuerte, i mis sueños eran casi siempre sueños blancos. Eran muy angustiosos. Yo tomaba notas, y recuerdo uno de ellos en el que me encontraba en una especie de torre costituida de tramos sucesivos. Caían hojas muertas que lo cubrían todo. En cierto momento, en una especie de alcoba de una blancura inmaculada, apareció un esqueleto completamente blanco que intentó cogerme. Y en ese mismo instante, a mi alrededor, el mundo se volvió blanco, blanco. Entonces huí, una huida deseperada.”
La interpretación jungiana de estos sueños, derivada de las sesiones psicoanalíticas a las que el autor se sometió, a cargo del suizo Frank Ricklin, hizo decir a Hergé unos años más tarde, en una entrevista con Numa Sadoul: “El Tibet coincide con un período de crisis que se tradujo, creo, con una simplificación. Puse en evidencia un sentimiento sencillo pero fuerte a la vez: la amistad. El combate del hombre contra sí mismo y contra los elementos hostiles. Todo esto en un paisaje de alta montaña, de nieve y hielo, que significa, simbólocamente, la búsqueda de un ideal, de una cierta pureza. Pero todo esto era de una forma inconsciente por mi parte. Fue después cuando metieron la nariz al respecto de estas cosas.” Evidentemente, aquí se refiere al dr. Ricklin.
Para poder entender un poco el proceso psicoanalítico, haremos un esbozo de la teoría de la interpretación de los sueños de Carl Gustav Jung: En principio, Jung considera el sueño como un drama interior. Así, el primer paso para entender un sueño es establecer su contexto. Esto significa destramar la red de relaciones entre el soñador y su vida, y descubrir la importancia que presentan las diferentes imágenes.
Hasta donde sea posible, cada imagen o símbolo debe tomarse sucesivamente para acabar de establecer su sugnificado para el soñador, y hasta que todo esto no se haya hecho cuidadosamente no se está en posición de entender el significado del sueño.
“Estrictamente hablando”, un sueño personal surgiría del inconsciente personal y coincidiría copn aspectos personales de la vida del soñador: sueños sobre su propia familia, amigos i acontecimientos diarios de su alrededor.
Solamente un conocimiento del soñador y sus circunstancias inmediatas nos mostrarán hacia qué lado se ha de localizar el énfasis. Jung jamás impone una interpretación al paciente. Jung cree que es más importante para el soñador entender su propio sueño que no que lo haga el analista. Así, idealmente, la interpretación ha de ser el resultado de una reflexión mutua y se ha de llegar a un acuerdo conjuntamente. Gran parte del trabajo del analista consiste en ayudar a sus pacientes a tratar su propio material inconsciente, y les anima de forma que ellos mismos registren sus sueños cuidadosamente.
Trabajando de esta manera en los sueños, el paciente puede desarrollar su independencia y puede aprender, hasta cierto punto, a comprender su propio inconsciente
Todo esto está complementado por las concepciones freudianas. Según éstas, el sueño intentaría siempre conseguir una compensación ficticia para las frustraciones que ciertos impulsos elementales encuentran en el transcurso de la existencia diurna.
Tras seguir todos los pasos, el médico le dijo a Hergé: “No quiero desanimarle, per usted no llegará jamás al final de su trabajo. Es una crisis que ha de asumir usted solo. Yo, en su lugar, lo dejaría todo inmediatamente”. Sin embargo añadió: “Usted mismo ha de exorcizar sus demonios, sus demonios blancos”. Así, como en aquel chiste del hombre que sufre eneurésis (-He ido al psiquiatra -¿Te ha curado? –No, pero ahora me da lo mismo), Georges acepta el hecho de no ser inmaculado, acepta la culpa del abandono de su esposa Hergée, porque nadie es perfecto.
Aunque desde aquí no pretendemos psicoanalizar a Georges, si que, conociendo el diagnóstico final del médico, podríamos intentar interpretar los siguientes símbolos: La ascensión de los tramos de la escalera de la torre nos harían ver la necesidad de tomar decisiones importantes debido a la existencia de dificultades personales y la búsqueda de la satisfacción de los deseos, así como una “peregrinación metafísica”, el tránsito de un estadio a otro, que se conseguirá, pero siempre con mucho esfuerzo.
Sin embargo, las hojas taparían los peldaños, reforzarían la idea de falta de fuerzas, de abatimiento, tristeza, decaimiento... Serían, entonces, trabas para alcanzar el cielo de “la escalera de Jacob”.
La alcoba representaría la pareja, y al ser inmaculadamente blanca, un símbolo de pureza, el altruismo dentro de la pareja, el amor que significa dar sin pedir nada a cambio
Respecto al esqueleto, éste asumiría la idea de inclinación hacia al pasado, la antítesis de la escalera, de una situación que amenaza desestabilizar la vida tanto del soñador como de las que le rodean, de contradicción sobre los sentimientos dirigidos hacia alguien, hacia su esposa.
Todo esto se uniría al hecho de ser cogido, es decir, la angustia por no poder dominar la situación, pendientes de vínculos o situaciones que no podemos actualizar y que no nos dejan descansar. A continuación, tendría lugar la huida, que refuerza la necesidad de enfrentarse con la realidad y los convencionalismos sociales, y llevar a cabo una búsqueda hacia la estabilidad consigo mismo, hacia una liberación.
Con la aventura de Tintín, el autor hizo al contrario. A partir de una interpretación jungiana (Hergé había leído todos los libros de Jung) construyó un sueño que trasladó al papel.
Así, si tomamos toda la aventura como un sueño, hallamos que la nieve de los sueños se corresponde con algún invierno del alma, con el frío de los sentimientos y da la vida.
Por eso, las claves de los sueños atribuyen siempre a la nueve un sentido de preocupación y dolor. La nieve onírica significa un período de introversión del alma, cuyos componentes sol el dolor y la soledad. El agua condensada en nieve o hielo pertenece al inconsciente que ha perdido su movilidad y su vida.
Respecto a la montaña, ésta representa una dificultad insuperable. Asimismo puede tener el sentido de algo incontestable: la montaña está allí, y es imposible trasladarla a otro lugar. Bien como dificultad, bien como situación inconmovible, la montaña onírica puede dinamizar al hombre o abrumarle.
El color blanco simboliza la conciencia divina.
Todo esto significa un exorcismo para el problema de Georges, según los métodos jungianos.
Con esta aventra Hergé se adentra en otra dimensión: se pone en camino, a la búsqueda de su propio yo, ya que Chang es su doble. Encontrarle es encontrase a sí mismo. Así Hergé usa las aventuras como metáfora: tras Stoc de Coque, el àlbum de la esclavitud, vendrá Tintín en el Tíbet, el álbum en el que logrará su propia liberación.
El camino de la liberación es duro: Tintín abandonará su rutina diaria y la vida burguesa que se describe en Las Joyas de la Castafiore. Entra en un mundo cósmico, donde solamente pueden comunicarse sin palabras unos pocos elegidos. Permanecerá solo, como si hubiese de conquistar este pesado mundo interior, como si hubiese de cruzar el desierto o el mar. Los guías y los porteadores le abandonan. Parte de la impedimenta es dejada atrás, “todo lo que no sea estríctamente indispensable”. La tienda vuela, el infiernillo estalla, tarkey le abandona, haddock rehusa dar un paso más. Milú le traiciona... cada paso más cruel y doloroso que el anterior.
Pero todos regresarán y acompañarán a Tintín en su búsqueda.
Los monjes consagrarán esta iniciativa i darán a los héroes una nueva y poética identidad: Corazón Puro, Nieve de la Mañana, Trueno Tonante, y así revelarán su dimensión religiosa. La más grande amistad o el amor más profundo han de ser reconocidos para poder ser confirmados, para poder recibir el sello de la autenticidad.
Con esta aventura, muy personal, Hergé tropezó con infinidad de obstáculos. Hergé no podía hallar una vía armónica. Visitó al doctor Ricklin, quien le aconsejó interrumpir su trabajo. Pero el demiurgo encuentra el equilibrio en el trabajo que el mismo desarrolla. “Me sumergí en mi trabajo y conseguí acabar la historia”. Es precísamente por esto que Tintín en el Tíbet fue el ábum preferido de Hergé, “porque es en esta historia donde he puesto más de mí mismo”.
Tengo la desagradable costumbre de, más o menos una vez al año, repartir entre amigos tintineros unos opúsculos, de hecho una especie de fanzines, que bajo el título genérico de "Los cuadernos de Xifort", sirven básicamente para envolver el bocadillo.
En otro post, en concreto en el que se habla de la Chronologie de Goddin, surgió el debate sobre la terapia psicológica que había seguido Hergé para superar su separación de Germaine.
En uno de los "cuadernos" que antes mencionaba, titulado "Hergé y el Tíbet", hay un capítulo dedicado esa terapia. Como el original está en catalán y me pareció de mal gusto colgarlo tal cual, le envié el texto al compañero Tontín en un mensaje privado, ya que él habla catalán.
Me convenció para que lo tradujese y lo colgase aquí. O sea, que toda la responsabilidad del ardor de estómago, insomnio, narcolepsia o dolor de cabeza agudo que os produzca esta lectura es del tal Tontín. La traducción ha sido bastante rápida, y puede haber algún fallo.
Así pues, y que no os pase "ná":
LOS SUEÑOS BLANCOS
Dejemos hablar al propio Georges Remi: “En aquella época yo sufría una crisis muy fuerte, i mis sueños eran casi siempre sueños blancos. Eran muy angustiosos. Yo tomaba notas, y recuerdo uno de ellos en el que me encontraba en una especie de torre costituida de tramos sucesivos. Caían hojas muertas que lo cubrían todo. En cierto momento, en una especie de alcoba de una blancura inmaculada, apareció un esqueleto completamente blanco que intentó cogerme. Y en ese mismo instante, a mi alrededor, el mundo se volvió blanco, blanco. Entonces huí, una huida deseperada.”
La interpretación jungiana de estos sueños, derivada de las sesiones psicoanalíticas a las que el autor se sometió, a cargo del suizo Frank Ricklin, hizo decir a Hergé unos años más tarde, en una entrevista con Numa Sadoul: “El Tibet coincide con un período de crisis que se tradujo, creo, con una simplificación. Puse en evidencia un sentimiento sencillo pero fuerte a la vez: la amistad. El combate del hombre contra sí mismo y contra los elementos hostiles. Todo esto en un paisaje de alta montaña, de nieve y hielo, que significa, simbólocamente, la búsqueda de un ideal, de una cierta pureza. Pero todo esto era de una forma inconsciente por mi parte. Fue después cuando metieron la nariz al respecto de estas cosas.” Evidentemente, aquí se refiere al dr. Ricklin.
Para poder entender un poco el proceso psicoanalítico, haremos un esbozo de la teoría de la interpretación de los sueños de Carl Gustav Jung: En principio, Jung considera el sueño como un drama interior. Así, el primer paso para entender un sueño es establecer su contexto. Esto significa destramar la red de relaciones entre el soñador y su vida, y descubrir la importancia que presentan las diferentes imágenes.
Hasta donde sea posible, cada imagen o símbolo debe tomarse sucesivamente para acabar de establecer su sugnificado para el soñador, y hasta que todo esto no se haya hecho cuidadosamente no se está en posición de entender el significado del sueño.
“Estrictamente hablando”, un sueño personal surgiría del inconsciente personal y coincidiría copn aspectos personales de la vida del soñador: sueños sobre su propia familia, amigos i acontecimientos diarios de su alrededor.
Solamente un conocimiento del soñador y sus circunstancias inmediatas nos mostrarán hacia qué lado se ha de localizar el énfasis. Jung jamás impone una interpretación al paciente. Jung cree que es más importante para el soñador entender su propio sueño que no que lo haga el analista. Así, idealmente, la interpretación ha de ser el resultado de una reflexión mutua y se ha de llegar a un acuerdo conjuntamente. Gran parte del trabajo del analista consiste en ayudar a sus pacientes a tratar su propio material inconsciente, y les anima de forma que ellos mismos registren sus sueños cuidadosamente.
Trabajando de esta manera en los sueños, el paciente puede desarrollar su independencia y puede aprender, hasta cierto punto, a comprender su propio inconsciente
Todo esto está complementado por las concepciones freudianas. Según éstas, el sueño intentaría siempre conseguir una compensación ficticia para las frustraciones que ciertos impulsos elementales encuentran en el transcurso de la existencia diurna.
Tras seguir todos los pasos, el médico le dijo a Hergé: “No quiero desanimarle, per usted no llegará jamás al final de su trabajo. Es una crisis que ha de asumir usted solo. Yo, en su lugar, lo dejaría todo inmediatamente”. Sin embargo añadió: “Usted mismo ha de exorcizar sus demonios, sus demonios blancos”. Así, como en aquel chiste del hombre que sufre eneurésis (-He ido al psiquiatra -¿Te ha curado? –No, pero ahora me da lo mismo), Georges acepta el hecho de no ser inmaculado, acepta la culpa del abandono de su esposa Hergée, porque nadie es perfecto.
Aunque desde aquí no pretendemos psicoanalizar a Georges, si que, conociendo el diagnóstico final del médico, podríamos intentar interpretar los siguientes símbolos: La ascensión de los tramos de la escalera de la torre nos harían ver la necesidad de tomar decisiones importantes debido a la existencia de dificultades personales y la búsqueda de la satisfacción de los deseos, así como una “peregrinación metafísica”, el tránsito de un estadio a otro, que se conseguirá, pero siempre con mucho esfuerzo.
Sin embargo, las hojas taparían los peldaños, reforzarían la idea de falta de fuerzas, de abatimiento, tristeza, decaimiento... Serían, entonces, trabas para alcanzar el cielo de “la escalera de Jacob”.
La alcoba representaría la pareja, y al ser inmaculadamente blanca, un símbolo de pureza, el altruismo dentro de la pareja, el amor que significa dar sin pedir nada a cambio
Respecto al esqueleto, éste asumiría la idea de inclinación hacia al pasado, la antítesis de la escalera, de una situación que amenaza desestabilizar la vida tanto del soñador como de las que le rodean, de contradicción sobre los sentimientos dirigidos hacia alguien, hacia su esposa.
Todo esto se uniría al hecho de ser cogido, es decir, la angustia por no poder dominar la situación, pendientes de vínculos o situaciones que no podemos actualizar y que no nos dejan descansar. A continuación, tendría lugar la huida, que refuerza la necesidad de enfrentarse con la realidad y los convencionalismos sociales, y llevar a cabo una búsqueda hacia la estabilidad consigo mismo, hacia una liberación.
Con la aventura de Tintín, el autor hizo al contrario. A partir de una interpretación jungiana (Hergé había leído todos los libros de Jung) construyó un sueño que trasladó al papel.
Así, si tomamos toda la aventura como un sueño, hallamos que la nieve de los sueños se corresponde con algún invierno del alma, con el frío de los sentimientos y da la vida.
Por eso, las claves de los sueños atribuyen siempre a la nueve un sentido de preocupación y dolor. La nieve onírica significa un período de introversión del alma, cuyos componentes sol el dolor y la soledad. El agua condensada en nieve o hielo pertenece al inconsciente que ha perdido su movilidad y su vida.
Respecto a la montaña, ésta representa una dificultad insuperable. Asimismo puede tener el sentido de algo incontestable: la montaña está allí, y es imposible trasladarla a otro lugar. Bien como dificultad, bien como situación inconmovible, la montaña onírica puede dinamizar al hombre o abrumarle.
El color blanco simboliza la conciencia divina.
Todo esto significa un exorcismo para el problema de Georges, según los métodos jungianos.
Con esta aventra Hergé se adentra en otra dimensión: se pone en camino, a la búsqueda de su propio yo, ya que Chang es su doble. Encontrarle es encontrase a sí mismo. Así Hergé usa las aventuras como metáfora: tras Stoc de Coque, el àlbum de la esclavitud, vendrá Tintín en el Tíbet, el álbum en el que logrará su propia liberación.
El camino de la liberación es duro: Tintín abandonará su rutina diaria y la vida burguesa que se describe en Las Joyas de la Castafiore. Entra en un mundo cósmico, donde solamente pueden comunicarse sin palabras unos pocos elegidos. Permanecerá solo, como si hubiese de conquistar este pesado mundo interior, como si hubiese de cruzar el desierto o el mar. Los guías y los porteadores le abandonan. Parte de la impedimenta es dejada atrás, “todo lo que no sea estríctamente indispensable”. La tienda vuela, el infiernillo estalla, tarkey le abandona, haddock rehusa dar un paso más. Milú le traiciona... cada paso más cruel y doloroso que el anterior.
Pero todos regresarán y acompañarán a Tintín en su búsqueda.
Los monjes consagrarán esta iniciativa i darán a los héroes una nueva y poética identidad: Corazón Puro, Nieve de la Mañana, Trueno Tonante, y así revelarán su dimensión religiosa. La más grande amistad o el amor más profundo han de ser reconocidos para poder ser confirmados, para poder recibir el sello de la autenticidad.
Con esta aventura, muy personal, Hergé tropezó con infinidad de obstáculos. Hergé no podía hallar una vía armónica. Visitó al doctor Ricklin, quien le aconsejó interrumpir su trabajo. Pero el demiurgo encuentra el equilibrio en el trabajo que el mismo desarrolla. “Me sumergí en mi trabajo y conseguí acabar la historia”. Es precísamente por esto que Tintín en el Tíbet fue el ábum preferido de Hergé, “porque es en esta historia donde he puesto más de mí mismo”.