Si, sin duda las correcciones son acertadas. El crayonne es interesante porque muestra al autor “cuando nadie le ve”, antes del toque final que será publicado. En la razón de ser de esos pequeños cambios te das cuenta del dominio del medio que tenía Hergé.
Pongo otro ejemplo aparentemente irrelevante. Aparentemente…
Sólo cuando ves las siguientes viñetas, y analizas, ves que era absolutamente necesario hacer desaparecer la cabeza de Tintín.
Si el lector ve a Tintín girarse y marcharse, las dos siguientes viñetas de Haddock pierden suspense y rozan el ridículo. Y la posterior de Tintín es redundante.
Las narraciones de este hombre son como una poesía; aunque no te des cuenta, si mueves una sola coma se pierde toda la magia y el ritmo.
De todos modos, aunque sólo sea para reivindicar el espíritu crítico de este foro, vamos a ver unas modificaciones que ya son más discutibles. Es una viñeta de Pícaros (curiosamente).
El concepto original era el de una sala algo tupida. Seguramente más acorde con el espíritu sudamericano. Pero tenemos el cuadro abstracto que, como vio enseguida el maestro, es un cuerpo extraño en el salón. Tal vez la opción más lógica habría sido cambiar el cuadro. Sin embargo, el amor que sentía Hergé por ese tipo de arte le hizó cambiar toda la decoración en función del cuadro. Así, todo se vuelve minimalista. El televisor desaparece. El tresillo pasan a ser dos butacas. El bello umbral de arco se convierte en una rectangular puerta. Y la decoración de la mesa queda reducida a la mínima expresión.