Como divertimento estival os propongo este ejercicio con el que se demuestra que juntando letras y no diciendo absolutamente nada, cualquier impresentable puede pasar por catedrático. :eing:
Eso sí, no se ha cometido error conceptual alguno.

A ver quien es el guapo que replica con un texto similar. :chulo:
HERGÉ COMUNICADOR
Por Xifort
El éxito de la obra de Georges Remi sobrepasa tanto su ámbito lingüístico (países francófonos) como socio-cultural (Europa Occidental). Este gran comunicador ha logrado que su mensaje sea percibido –e interpretado- en otros lugares ajenos al de su génesis. Rusia, Japón, Corea, China, Irán y Turquía forman parte de la legión de idiomas a los que han sido traducidas Las Aventuras de Tintín y quizá sean éstos los más extraños al hábitat inicial de su creador. (No caeremos en la trampa de incluir entre las lenguas “extrañas” el vietnamita, el polinesio, y el indonesio, muy influenciados por las culturas francófona o neerlandesa).
La obra del dibujante belga presenta una estructura arquetípica desde un punto de vista semiótico, de ahí su universalidad. Como ejemplos universales se nos presentan las encarnaciones del actante y el ayudante en el programa narrativo hergeano. Hergé, de manera natural y no estudiada, nos facilita una límpida visión del mundo del que participa, a la vez que sufre un proceso de feedback que le retroalimenta en sus nuevas experiencias demiúrgicas.
La línea clara comporta una alta iconicidad respecto a la generalidad del cómic. Las imágenes hergeanas tienen una clara identificación visual con su referente desde el punto de vista convencional, por lo que en este caso los procesos cognitivos de identificación del significante concuerdan en gran medida con el tipo. Se trata, generalmente, de los mismos principios que inspiraron el Pop Art, aunque en este caso la relación con el referente era mucho más conceptual.
Si analizamos la obra hergeana desde un punto de vista aristotélico, podemos determinar que el pathos cumple sus objetivos finales, ya que Hergé transmite completamente (ésta es nuestra experiencia) el logos a traves de su magnético ethos, único y creador de un sistema ontológico que ha sido suscrito por multitud de dibujantes posteriores.
Así, y a diferencia de otras formas de significantes, los propios del sistema hergeano se verifican en un doble signo, una doble forma paralela compuesta por texto y dibujo que combina, por una parte la experiencia directa que no necesita ser procesada en gran medida (la ilustración) –código representativo que cumple una primordial función referencial- con la expresión lingüística abstracta aquí representada también gráficamente que, además de constituir un código mucho más restringido, por su propia naturaleza requiere una acción positiva del receptor para dotarla de significado, siempre desde un enfoque Gestalt, por supuesto.
¿Subyace el arquetipo jungiano al sustrato de la Línea Clara?. Indudablemente. Al localizarse en el exterior de la psiquis como acumulación inconsciente de experiencias colectivas, es evidente que en la obra de Hergé se manifiesta en forma de símbolos de significación diversa. La tarea del crítico, árdua a veces, consiste en localizar estas acciones inconscientes que comprenden los terrenos de la mente y la materia lo que nos conduce, tras un análisis multidisciplinar, a localizar la significación del símbolo y, por ende, al conocimiento absoluto del inconsciente personal del demiurgo.
Por consiguiente, se demuestra que dentro del desarrollo de la narración, cada papel actancial es un modelo de comportamiento y está ligado a la posición del personaje con respecto a la sociedad.