Pues será un gran orgullo para mí, novato en este gran foro, iniciar la conversación del primer cómic que leí de Tintín. Me lo regalaron con nueve años y fue una experiencia maravillosa, porque pocas veces había disfrutado tanto leyendo un cómic. Después de leerlo empecé a ir reuniendo toda la colección, fue así como nació un nuevo aficionado de Tintín.
Recuerdo que tuve problemas desde el principio para poder situar la aventura, ya que en ningún momento tenía una clara referencia de dónde podía ser Tintín. Debía tratarse de un país con costa (ya que la primera viñeta comienza en un puerto), europeo (ya que resulta obvio que no podía tratarse de EEUU), occidental, y no podía ser España, porque el cómic no enjaba para nada en el estilo español


Pues leí este El Tesoro de Rackham el Rojo sin saber exactamente qué me iba a encontrar y qué carajo iba a resultar ser eso. Y desde el principio me enganchó, y me entusiasmó más que todo lo que hasta entonces había leído de cómic (Mortadelo, Superlópez, Anacleto...). Me apasionó ver el dibujo tan cuidado y tan detallado, tan realista, tan bien proporcionado. Me apasionó encontrarme con una aventura que, siendo algo más seria que el cómic español, tenía golpes de humor bien conseguidos y sabía mantener la intriga y animar a ir leyendo. Me agradó ver cómo al final de cada página siempre sucedía algo que te incitaba a leer la siguiente, etc.
De golpe el personaje que mejor me cayó fue Tornasol.





Y qué bello es este cómic, qué belleza poseen esas viñetas que representan el fondo marino!!! Es uno de los cómics más bellos y más logrados en estética. Cuando leí El sueño y la realidad supe en qué época fue dibujado y las deplorables condiciones de vida de esa Europa en guerra, y el hecho de saber eso hizo que me gustase más el cómic porque este cómic es más que ningún otro una evasión, una evasión para momentáneamente pasar los malos momentos, también tuvo que ser una evasión para el dibujante. Ir a buscar un tesoro a una isla tropical del Caribe: una aventura exótica, simpática y amena, algo que a los europeos de aquella época les apetecía leer. Incluso si no hubiese existido censura alguna y Hergé hubiera podido seguir dibujando sin problemas las aventuras que hubiese querido, no habría sido una buena idea plasmar la guerra de forma explícita en los cómics. Lo correcto fue eso, evadirse y hacer esta aventura. Un cómic que por su belleza y por su argumento debe estar entre los primeros de la colección.
Todavía no he hecho un ránking de las aventuras de Tintín. Me resulta imposible porque un día puedo poner un orden y al día siguiente otro. Lo único que tengo claro es que Tintín en el Congo la pondría en último lugar y que El loto azul ocuparía la primera posición. A El Tesoro de Rackham el Rojo le otorgo un lugar especial, tanto por la calidad que ya de por sí posee el cómic como por lo que supone para mí.