Post
by zafiret » 09 Mar 2019, 21:22
CAPITULO ONCE
El teniente Bellier estaba de vuelta en Bruselas. No había ni rastro de Tintín pero debían seguir con la investigación sobre Rastapopoulos. Estaba repasando todos los datos que le llegaban desde Canadá cuando recibió una llamada.
-Teniente Bellier, soy el detective Fernández. Tenemos pruebas sólidas para creer que el doctor Pierre Jacobs, Rastapopoulos y la doctora Kieckiens están a bordo de un barco con destino en Amberes. Llevan con ellos a Bianca Castafiore, aunque todavía no sabemos con qué fin. Si no hay problemas deberían llegar a puerto el diecinueve de marzo, dentro de cuatro días.
-Es una locura eso que me dicen. ¿Para qué iban a volver aquí cuando saben que les estamos buscando?
-Pues no lo sabemos, pero todas las pistas nos llevan a pensar esto. Descubrimos una libreta con un nombre y un número anotados: Fourcart, 136-057-012. Tal vez sea conveniente hacer una llamada a la Galería Fourcart para saber qué significa esto para ellos.
-La haré, llamaré ahora mismo.
-Por cierto, ¿ha conseguido usted averiguar algo sobre Tintín?
-Nada, es como si se lo hubiera tragado la tierra.
-Pues nosotros sí que tenemos algo y es bastante inquietante. Pudimos rescatar la documentación que el doctor Jacobs perdió en Halifax y unas anotaciones en su libreta de direcciones nos llevaron hasta una pequeña oficina dentro del recinto del propio puerto. Tuvimos que forzar la cerradura para poder entrar. Estaba totalmente acondicionado, con ventilación y luz eléctrica. Hacía la función de una sala de control en la que llevaban una vigilancia exhaustiva de Tintín, con fotos, fechas, sitios, mapas, rutas, artículos de periódico… Tintín estaba tratando de encontrar a Rastapopoulos para meterle entre rejas pero Rastapopoulos lo tenía totalmente vigilado a él. Sabía perfectamente dónde estaba en cada momento, por dónde se movía, con quién estaba, lo que hacía… En las paredes de esa pequeña oficina estaba colgada toda la vida de Tintín en los últimos años.
-Esto confirma que la desaparición de Tintín es otro secuestro. Pero sigo sin entender por qué están viajando todos hacia Amberes.
-Lo sabremos en breve, cuando les capturemos.
Colgó el teléfono y seguidamente llamó a la galería de arte. Mientras marcaba los números en el teléfono se dio cuenta de que la numeración que le había facilitado Fernández no se correspondía con ningún número telefónico.
-Galería Fourcart. Buenas tardes, le atiende Martina.
-Buenas tarde, señorita. Soy el teniente Bellier, de la Policía Federal Belga.
-Hola teniente. Dígame… ¿en qué puedo ayudarle?
-Verá, quería hablar con usted sobre el señor Rodwell y sobre el señor Blumenstein.
-Sí, son mi jefe y su asesor. Estoy en contacto con ellos constantemente. ¿Qué es lo que desearía saber usted?
-¿Cuánto tiempo hace que no habla con ellos?
-Pues ahora mismo hace… quince días, más o menos. Y es raro, porque suelo hacerlo un par de veces a la semana.
-Tengo entendido que ambos tienen su residencia en el continente americano, uno en Quèbec y el otro en Nueva York.
-Así es.
-Y usted está al cargo de la Galería Fourcart, ¿verdad?
-Sí, yo me encargo de las exposiciones, de las compras, de las ventas y de los envíos. Ellos sólo se encargan esporádicamente de alguna compra y del transporte. ¿Ocurre algo, capitán?
-Tenemos motivos para creer que el señor Rodwell se encuentra envuelto en un asunto de contrabando y que sólo utiliza el negocio de la venta de obras de arte como una simple tapadera.
-Eso que me dice es imposible. Como ya le he dicho, yo me encargo personalmente de los envíos. El señor Rodwell me puso en contacto con una empresa en el puerto de Amberes y realizamos todas las salidas por mediación suya. De hecho, poseemos un tinglado en el puerto en el que nos descargan la mercancía y que utilizamos como almacén. Es el tinglado de carga número 3.
El teniente Bellier se quedó de piedra. El tinglado número 3 de Amberes le traía muy malos recuerdos, allí fue donde asesinaron a Alain Boullu cuando lo confundieron con Tintín.
-Teniente… ¿sigue ahí?
-Sí, sí… disculpe… Señorita Vandezande, significan algo para usted los números 136-057-012.
-Pues ahora mismo… no caigo.
-Los hemos encontrado escritos en una libreta del señor Blumenstein junto al nombre de la Galería.
-Pues no sé… Disculpe, tengo un cliente esperando. Si le parece, voy a pensarlo detenidamente y si averiguo algo le llamaré.
-Muchas gracias, señorita Vandezande. Estaremos en contacto.
Este foro es contagioso... ¡y hasta peligroso!
Cuidado con EL VIRUS CON COPETE.