Se que a muchos compañeros del foro, no les gustan los libros ni las películas, pero por ello no tienen que ser malos, es más creo que palabras tipo: Bueno, malo, feo, bonito, las usamos mucho (yo incluido) em vez de decir a mi me gusta, a mí no me gusta..
Todo discurso que pretenda apelar a una realidad objetiva, una manera “de ser” de las cosas, lleva intrínseco el peligro del dogmatismo, y por lo tanto, de la dictadura y la sinrazón. Y sin embargo, apelar a la “objetividad” de las cosas no me parece más peligroso que apelar al gusto personal de cada uno.
Para que la comunicación sea posible, y por lo tanto, el lenguaje y la racionalidad, es necesario apelar a un (supuesto) mundo objetivo, que permita tender un puente entre los discursos de los interlocutores. Puede darse el caso que yo, a traves de la fuerza y mecanismos de represión, imponga mi manera de ver las cosas a los demás. Pero el “dogmatismo” tiene un factor de autocorrección que el subjetivismo no tiene. Si yo afirmo: “La obra X es Z”, podeis asomar la cabeza hacía dicha obra para ver si efectivamente es lo que yo digo. Pero, si en cambio, mi afirmación es: “La obra X me parece Z”, ahí no hay dialectica posible, no hay comunicación, y todo disparate es válido. Nadie puede refutar ni críticar nada. Yo soy soberano respecto a mis sensaciones y lo que me parecen las cosas.
Todo esto no va en perjuicio de que puedan gustarme, por las razones que sean, obras que objetivamente reconozco que son mediocres. Hago este apunte aprovechando que estamos en la era de lo politicamente correcto, o lo que es lo mismo, refugiarse en discursos vacios que hacen uso de la subjetividad y el gusto personal para esconder la falta de rigor y la pobreza argumentativa.
Estos libros son realmente malos. Aunque puedan gustar a alguien...