
Chester -y otros- en el mural de la estación de metro de Stockel, en Bruselas
Se nos deja ver al pelirrojo marinero -éste sin lugar a dudas sí es pelirrojo- sólo en una de las aventuras de Tintín, “La Estrella Misteriosa”. Aunque únicamente aparece en tres planchas -apenas 24 viñetas- demuestra su conocimiento sobre las actividades de Haddock al que menciona su presidencia de la Liga de Marineros Antialcohólicos, a pesar de que Chester –evidentemente- no forma parte de ella. Además su providencial intervención es clave para la feliz resolución de la tarea encomendada a los tripulantes del inverosímil Aurora. En efecto, en el puerto de Akureyri, en la lejana Islandia, cuando todo parecía perdido gracias a la complicidad de este viejo lobo de mar la misión de la FEIC no resulta un completo fracaso.





Un par de años más tarde cuando Tintín y sus compañeros de aventuras emprenden una nueva expedición marítima en busca del tesoro de Rackham el Rojo, lo harán a bordo del Sirius, el pesquero de Chester, capitaneado en esta ocasión por su buen amigo Haddock. Tristemente a Chester ni se le menciona en el álbum, aunque sí al final de "El Secreto del Unicornio".

Unos meses después otro episodio nos vuelve recordar a nuestro héroe. Tintín y Haddock se encuentran en Francia, en Saint Nazaire, en un callejón sin salida en la búsqueda del profesor Tornasol secuestrado por lanzadores de bolas de cristal. En esta situación tan dramática Tintín propone a Haddock un pequeño viaje hacia el sur sólo para saludar a Chester, del que sabían que se encontraba en La Rochelle, esta vez al mando del Valmi, un buque que nunca veremos porque a su llegada desgraciadamente no lo encuentran, ya había partido. No podía ser de otra forma, si lo hubiesen encontrado ¿qué hubiera hecho Hergé? ¿Se habría reproducido en esta ocasión el saludo que vimos en la Estrella? Dado el estado anímico de Haddock quizá no hubiese sido oportuno, aunque pronto nuevos horizontes se abren en la aventura.
Esta peripecia, nos indica no sólo que Haddock y Chester mantienen una comunicación fluida y continuada, sino que también nos pone de manifiesto el aprecio que tanto Tintín como Haddock le tienen. No es para menos, se lo merece sobradamente.
Cierra la historia de Chester en las aventuras de Tintín el telegrama de felicitación que le envió a Haddock con motivo de su supuesto compromiso matrimonial con Bianca Castafiore “El ruiseñor milanés”, publicado en París Flash ante la estupefacción de Archibaldo.
Hergé nos muestra, pues, a Chester como un amigo leal. La amistad suele reconocerse como uno de los valores omnipresentes en las aventuras de Tintín, la amistad entre éste y Tchang, reflejo en papel de la del propio Hergé, la amistad entre Haddock y Tintín o entre ambos y Tornasol se pone a menudo como ejemplo de este valor universal. Sin embargo, raramente alguien se acuerda del viejo capitán Chester y de su no menor amistad con Haddock, que como se ha demostrado va más allá de la mera ostentosa forma de saludarse. ¡Qué injusticia!

Ya casi para ir terminando, una curiosidad, “La Estrella Misteriosa” se publicó en 1942, durante la segunda guerra mundial, pues bien en esa época, el comandante en jefe de la flota estadounidense del Pacífico no era otro que el Almirante Chester William Nimitz (Fredericksburg, 24 de febrero de 1885 - Isla de la Yerba Buena, 20 de febrero de 1966).

¿Se trata simplemente de una casualidad? ¿Una extraña una broma de Hergé? ¿Quién lo sabe?
Nuestro Chester tiene incluso su propio pastiche “Tintin et le secret du capitaine Chester”

En Rusia a Chester lo conocen como Честер, su nombre en bretón es Ar Gall y en japonés Chestâ.
Todo un personaje el viejo Chester.
Hasta pronto.