Como sabemos, en su piso de la calle del Labrador, Tintín tenía una amplia biblioteca, compuesta por decenas de libros.
Algunos de ellos le han servido para documentarse antes de iniciar un viaje hacia una nueva aventura.


Esta biblioteca no siempre fue respetada por sus adversarios.

No sé si trasladó sus libros a Moulinsart, pero lo cierto es que aquí sigue leyendo, en este caso La Isla del Tesoro de Robert Louis Stevenson.

Sin embargo, Tintín no es el único personaje aficionado a leer. El capitán no le va a la zaga, cuando sube al cohete que le conducirá a la luna aparentemente lo hace bien provisto de abundante lectura.

No obstante no son letras todo lo que puede contener un libro…

Tornasol también es otro lector empedernido, claro que le cuesta menos mantener la atención.

Aunque en ocasiones incluso a él se le hace difícil conservarla.

Hernández y Fernández no se quedan atrás y se convierten en “expertos” radiestesistas a base de leer mucho.

Pero sin duda la lectura de Néstor es la más sorprendente, puesto que lo pillamos leyendo nada más y nada menos que Pensées de Pascal, todo un reto.

No puedo cerrar el post sin recordar la presencia del libro German Research in World War II del coronel Leslie E. Simon en El Asunto Tornasol como ya nos comentó Milú en otro hilo.


Aunque como se ve terminase un poco aplastado tras la explosión de la casa de Topolino.
Hasta pronto